Segunda parte de las crónicas, escrito por Enric.
Capitulo V: Archipiélago de las Perlas y rotura del timón
Sábado 17 iniciamos travesía hacia las Perlas, no era más de un día, todo iba genial, montamos el espi, gentileza de un amigo que hicieron anteriormente (vaya regalito…), y en una ráfaga de viento no muy fuerte oímos un ruido que provenía del timón, al momento vimos que algo no iba bien. Pol, que muchas veces hace de mecánico naval se puso a inspeccionar. Vemos que la cadena de distribución del timón se había partido en dos, y que el perno de uno de los dos tensores estaba doblado. Solución; seguir hacia las Perlas con piloto automático y motor. La decisión de no volver a Panamá fue porque al ser sábado pocas tiendas encontraríamos abiertas.

Timón de fortuna
Llegamos a las Perlas sin ningún otro contratiempo, fondeamos en el costado sur de la isla Contadora, en frente del hotel-restaurante Villa Romántica. Todo un paraíso; arena blanca, agua transparente, palmeras, cocos, pero, el agua helada!

hotel-restaurante villa romántica propiedad de Pascal.
Como buenos exploradores cogimos el dingy i fuimos a inspeccionar la isla.
La isla no tendrá más de tres quilómetros de largo por uno de ancho, carretera asfaltada, casas de millonarios, y un pequeño pueblito con un par de supermercados y algún bar.
En uno de los supermercados (Blandys) conocimos a Joel y a su hermano Richard, dos peruanos que viven en la isla y regentaban junto a su madre el supermercado y el bar con el mismo nombre.
Nos cuenta que ahora mismo están rodando el programa de supervivientes turco en alguna de las islas del archipiélago. En Contadora esta el centro de operaciones y es donde se hospeda todo el equipo de producción, cámaras…. Nosotros le explicamos el percance con el timón y Joel nos sugiere que habláramos con Pascal, un francés dueño del hotel Villa Romántica. Tomamos unas cervezas y regresamos al barco.
Cuando regresamos con el dingy hacia el Sikkim, vimos por primera vez lo que es el plancton. Parecía como si debajo de la auxiliar lleváramos neones de color azul. Un espectáculo al puro estilo avatar.
Al día siguiente hablamos con Pascal, un tipo peculiar, pelo largo, entre rubio y blanco, cinta al estilo indio-hippie en la frente, y una camisa sin cuello, blanca, un poco desabrochada, reservado, pero muy amable. Nos explica que hace años salió navegando de Francia con la idea de montar algún negocio en marquesas (polinesia francesa), pero que le gusto isla Contadora y se quedó.
Tiene 3 o 4 barcos, entre ellos un par de catamaranes que chartea, un mecánico de confianza que puede mirarnos la pieza. Nos dice que el lunes va a Panamá y que en un par de días la pieza estará reparada.
Decidimos irnos a una isla cercana a contadora, medio día de navegación y llegamos a Isla Pedro González.
Fondeamos en una bahía donde el agua estaba bastante oscura. Hacemos bromas de que seguro que ahí hay cocodrilos. No vimos ninguno.
Nos disponíamos a desembarcar a la isla cuando de repente alguien dice que el baño está atascado.
No contaremos muchos detalles del tema pero diremos que Pol, Iñaki y Marc, no han tenido tanta mierda encima en su vida.
Visto lo visto Roser y yo decidimos ir a ver unas mini aletas que veíamos en el agua y que nos tenían muy intrigados (para nada nos queríamos escaquear de la limpieza…), así que cogimos el dingy y la cámara acuática.
Nuestra sorpresa fue al llegar a la zona del avistamiento, había un montón de rayas, no muy grandes, medio metro como mucho. No tenían miedo al motor ni a nosotros, pusimos la cámara en el agua y las grabamos un rato. No nos bañamos porque el agua estaba muy fría…

Banco de rayas.
Regresamos al barco, cenamos, miramos los videos e hicimos algunas bromas sobre lo ocurrido en el baño.
Por la mañana, y con el baño limpio, desembarcamos en una playita bastante fangosa. Junto a la playa había una casa-remolque con dos hombres sentados en el balcón. Nos dicen que mejor que vayamos al otro lado de la isla con el barco ya que ahí las playas son más bonitas.
En estas que llega una lancha a motor con un hombre bien vestido. Por lo que entendemos es uno de los jefes que controlan la isla, nos dice algo así: -etamo deharrollando la ihsla!-, total nos apuntan los nombres y empezamos a caminar. Vemos lo que quería decir el jodido. Estaban reventando la isla!!
Hace poco tiempo esta debía ser una isla casi virgen y ahora había maquinaria trabajando, abriendo camino entre la selva, pasando tuberías subterráneas, aplanando terreno, todo, para construir un hotel, una marina, y parcelar una buena parte para vender.

playa paradisíaca en isla Pedro Gonzalez
Después de caminar un buen rato llegamos a una playa increíble, preciosa, tenía una construcción de madera muy bonita. Un hombre que estaba allí nos explica que eso va a ser el centro de atención a los visitantes. También nos muestra un mapa donde se ve en que quieren convertir la isla. Una aberración!
Sabemos que no se puede hacer nada en estos casos, es el progreso. Seguro que Benidorm en su tiempo fue bonito…
Así que agradecemos que hayamos visto la isla casi tal y como era originalmente, y maldecimos porque si alguna generación posterior a nosotros navega por estos mares va encontrar un destrozo!
De regreso al barco cortamos unos bananos y unos mangos, que aún están verdes pero ya maduraran algún día.
Volvemos al barco, hora de regresar a contadora a ver si ya tenemos la pieza y podemos proseguir el viaje a Galápagos.
Al salir de Pedro González vemos dos ballenas, una de ellas tan grande como el Sikkim, suponemos que deben ser madre y cría. Rápidamente Iñaki y yo embarcamos en el dingy e intentamos acercarnos a remo. Imposible, nadan rapidísimo. Pero ha sido bonito ver como sacaban el lomo para respirar y emiten un sonido al tirar el chorro.

ballena
Llegamos a contadora y tenemos dos noticias, ni buenas ni malas; la pieza se puede reparar, quedara como nueva, y la otra, que aún no ha llegado.
Decidimos comprar algo de pescado fresco y hacer una hoguera en la playa. Comimos pescado a la barbacoa y patatas envueltas en papel de aluminio puestas en el fuego. Un suculento manjar. Después de esto, y con las panzas a rebosar nos fuimos a dormir con el olor a humo.

barbacoa en la playa
Nos despertamos e hicimos el perro en el barco, comimos y por la tarde fuimos al Blandys a refrescarnos con unas panamás, Joel nos explica un poco la historia de contadora;
Antiguamente esta isla era donde se contaban las perlas encontradas, de ahí el nombre de archipiélago de las perlas, y de ahí también el nombre de Contadora.
Nos cuenta también que tiene dos amigos que trabajan buscando tesoros. Viven en un barco el cual es propiedad de una empresa española que se dedica a buscar información de barcos hundidos en la zona. Les pasan la información y ellos rastrean el fondo.
Esa noche Marc tuvo problemas gastrointestinales y a eso de las 5 a.m. Iñaki y Pol lo llevaron a la doctora. Le inyectaron todo tipo de calmantes y paso lo que quedaba de noche más o menos bien o mal.
A la mañana siguiente decidimos que era conveniente que se fuera a Panamá ciudad y le visitara un doctor. Así que cogió la primera avioneta. Lo iba a acompañar uno de nosotros, pero desgraciadamente solo quedaba un billete.
Durante ese día estuvimos en la playa, tomando el sol, bañándonos, y para comer fuimos al Gerald’s, un hotel-restaurante. Comimos una pizza riquísima.
En el jardín del hotel había un cercado con un venado pequeño, de unos 3 o 4 meses. Nos cuentan que la isla está llena de venados silvestres, y que ellos tienen un macho adulto domesticado que lleva collar. Al llegar la tarde regresa al hotel. Así pues esperamos un rato y el venado vino. Domesticado es poco, se dejaba tocar, acariciar, todo un gozo para Roser que es amante de los animales a más no poder.

Roser y Enric con el venado
Marc volvió al día siguiente, parcialmente recuperado; según el doctor, había sufrido una indigestión.
En la tarde de este mismo día fuimos a pasear por la isla, acabamos bien sedientos en un hotel que es en donde se hospedan todos los de producción del programa supervivientes. Vimos que tenían un bufet libre con muy buena pinta, y además estaban haciendo barbacoa.
Se nos acerco un tipo y nos pregunto si queríamos cenar con ellos, tardamos poco en decir que si, ningún catalán dice que no a una comida gratis!
La carne estaba exquisita, cocinada al estilo turco, también había patatas fritas, pasta, parmesano… un festín!
Después de la cena, regresamos al barco, teníamos que ir con cuidado cuando el camino tenía desnivel ya que podíamos rodar como una pelota de lo hinchados que estábamos.
Marc, por un malentendido esta tarde se quedo en el barco, pero se hizo amigo de los dos busca tesoros. Así que ya había quedado al día siguiente para que nos llenaran las dos botellas de submarinismo que hay en el Sikkim.
Durante estos días fuimos haciéndonos muy amigos de Joel, Richard y María, su madre. Nos dijeron que el bar lo volverían a abrir ese mismo día, Sábado 23.

Blandy’s market&bar.
Cenamos en un restaurante de una isleña, pollo frito al limón, con patatas fritas y ensalada, 5 dólares por cabeza. Después fuimos al Blandy’s bar. Al principio no había nadie, pero poco a poco fueron llegando los turcos del programa y algunos isleños. Fue una buena noche, probamos el ron abuelo, made in panamá, dulce y bueno.
Domingo María nos invito a comer en el bar, en un principio teníamos que hacer barbacoa, pero llegamos un poco tarde y decidió preparar camarones (gambas) al ajillo, con un poco de ensalada. Nuestro retraso tenía una explicación, estuvimos mucho rato preparando una tortilla de patatas de 12 huevos…
A la comida también se sumaron Sean y Sac, los dos busca tesoros, tendrían no más de 25 años y un muy buen trabajo. Vivian en un barco fondeado cerca de una isla paradisiaca, sueldo, comida pagada, buenos camarotes, aire acondicionado… que más pueden pedir!
Después del almuerzo fuimos todos a jugar a voleibol en la playa. Y a la hora de cenar nos invitaron a su barco. Marc les preparo una paella para que supieran como se come en casa.
El lunes amaneció positivo, la pieza ya había llegado!! Pol se puso manos a la obra y la montó, engrasó bien todos los engranajes y piñones. Hicimos un poco de compra y María nos regalo naranjas y una piña (estaba riquísima!). Gracias por todo Familia!!!
El Sikkim volvía a estar listo para navegar!!
Capítulo VI: Isla Chapera, Mogo-mogo y Espíritu Santo
El lunes a medio día levamos ancla, nos despedimos de Sac y Sean y fuimos a la isla de al lado, su nombre es Chapera. Esta a menos de 2 horas de Contadora y a diferencia de esta, no hay nada de nada. Solo selva y una casa enorme con muelle retráctil de un traficante que se le había acabado el chollo. Ahora estaba custodiada por la policía panameña.
Fondeamos en frente de una playa muy bonita y comimos algo.
Roser y yo nos fuimos con el dingy a la isla de enfrente, Mogo-mogo, dejamos a Iñaki y Marc cerca de un bajo, tenían ganas de atrapar la cena.
Al acercarnos a la isla, que tampoco hay ninguna construcción, vimos gente en la playa. En un principio creímos que nos estaban saludando. Nos fuimos acercando y nos dimos cuenta de que no querían que desembarcáramos en esa playa pues eran los supervivientes y algunos hombres del equipo de producción. Pudimos ver que entre la primera línea de arboles tenían un modulo tipo contenedor de barco. Será que duermen dentro de la casita? Que supervivencia….
Como no nos dejaron desembarcar nos fuimos a una playa que había más al norte, allí Roser encontró ermitaños del tamaño de un puño y estuvimos haciendo carreras con ellos. Cuando se asoman fuera del caparazón corren bastante!
Cogimos un par de bambús y regresamos al barco.
Al salir de la playa, cuando estábamos a poca profundidad vimos enormes rayas, había un montón de ellas. Vislumbramos a Iñaki y Marc que estaban encima del bajo que ahora era una enorme piedra debido al cambio de marea. Los recogimos y nos explicaron lo de las rayas. Ellos también habían visto gran cantidad de rayas, pero a diferencia de nosotros, se bañaron con ellas.
Tenían en la red a dos pescados de colores azules y amarillos, preciosos, debían pesar 3 o 4 quilos cada uno.

pez loro, atrapado por Iñaki (Marc pesco otro)
Regresamos al barco y preparamos una hoguera en la playa. Pelamos algunos cocos (la cascara del coco se utiliza para ahuyentar a los mosquitos, pues quema lentamente y el humo los espanta) y debido a la gran cantidad que había decidimos cocinar en la playa pero comer en el barco.
Después de la cena al estilo Robinson nos fuimos a dormir para estar frescos por la mañana, ya que partíamos para otra isla.
Hora de despertar, desayuno, y levamos ancla. Destino: Isla Espíritu Santo, travesía de 15 millas.
Tres horas más tarde llegamos al nuevo fondeadero. Tiramos ancla entre la isla del Rey (la más grande del archipiélago) y Espíritu Santo.
Roser, Pol y un servidor cogimos el dingy y nos fuimos a la isla a inspeccionar. Desembarcamos en una playita pequeña, nos adentramos por la selva y llegamos al otro lado de la isla. Allí encontramos algo que nos llamó la atención. Había bambú cortado y unido, de tal manera que formaba una especie de raid. También había una resistencia de una nevera, quemada, que parecía que se había utilizado como parrilla. Hilo de pescar colgado de un árbol, con anzuelo incluido. No muy oxidado.
Lo más curioso es que había una tapa de motor colgada de un árbol, con una piedra al lado. Impactamos la piedra contra la tapa del motor y sonaba igual que una campana de iglesia.

campana en isla espiritu santo
Utilizando nuestros conocimientos al modo C.S.I. deducimos que allí había vivido un naufrago. Hicimos fotos y videos de todo y regresamos al barco.
Recogimos a Iñaki y Marc y nos fuimos a otra isla. El mismo procedimiento de siempre, desembarco, varada del dingy, e inspección.
Nos adentramos en la selva, y allí vimos algo curioso también. Había un claro en medio de la selva, con un árbol grande del cual colgaban macetas con plantas. También había una especie de mesa con taburete, muy oxidado. Podía ser perfectamente de los pescadores de la isla del Rey, pero para que cuelgan plantas de los arboles en medio de la selva? Quizás era la casa de veraneo del naufrago de la otra isla, y para desplazarse entre ellas utilizaba el raid hecho de bambú.

Macetas en medio de una isla desierta
Misterios sin resolver de la isla Espíritu Santo.
Cenamos y a dormir temprano pues por la mañana empezábamos la cruzada para llegar a Galápagos.
Esta noche empezó a soplar fuerte viento del Norte, lo cual nos iba de maravilla para ir a rumbo.
Capítulo VII: camino a Galápagos
Miércoles 28 de marzo. Levamos ancla y ponemos rumbo Galápagos.
Al salir de Espíritu Santo se acercaron dos delfines a despedirse. El viento no soplaba tan fuerte como en la noche anterior, así que pusimos un rumbo más Sur y sacamos el espi.
Echamos el curry por la popa y al empezar la tarde ya habíamos pescado un wahoo, una especie de barracuda. Pesaría unos 5 quilos. Al ser novato en esto me ofrecí para matarlo y el posterior despiece/fileteado. La escena era entre cómica y penosa, pues el pescado no paraba de dar saltos y no había manera de clavarle el cuchillo entre los dos ojos. Finalmente conseguí clavárselo, pero no pude evitar que sufriera un poco. Pobre animal.

wahoo capturado al curry
Me enseñaron a sacarle las tripas. Hay que hacer una incisión desde el ano hasta las branquias, mirar que no haya gusanos, y sacar tripas. Después se le cortan las aletas y se practica otra incisión en el lomo, cola y branquias. Se coge un amasador (el típico rodillo de pastelero o pizzero) y se le arranca la piel. Se filetea y listo para cocinar.
Pol preparo un arroz con cebolla, ajo, soja y trocitos de pescado. Increíble sabor, en este momento nadie se acordaba del sufrimiento del pobre pescado. La pirámide alimenticia…
Al día siguiente volvimos a comer wahoo, pues había sobrado filete.

Wahoo fileteado.
Los días de travesía son bastante parecidos. Al ser cinco, acordamos hacer guardias de dos horas, así podíamos descansar 6 horas. Roser al ser la única chica del barco hacia la guardia de 8 a 10 de la mañana, con lo que todos pasábamos por todas las guardias. Era un sistema rotativo. Esto se cumple más por la noche, ya que durante el día casi todos estamos despiertos.
Ha habido días que ha soplado viento, entre 10 y 17 nudos, y otros en los que reinaba una encalmada total. Ya lo dicen, en el pacifico es más probable tener días de encalmada, que de viento, por eso el nombre que tiene.
Roser y yo lo hemos llevado bien, cuando el mar estaba algo agitado, nuestras barrigas se sentían algo preocupadas, pero sin importancia.

Pacifico…
Casi todas las tardes ponemos películas, conectamos el ordenador a los altavoces del barco y tenemos un sistema de audio dolby sorround.
El tema de la comida es bastante repetitivo; pasta, arroz, frijoles, atún, pasta, arroz, frijoles…, para desayunar hacemos tostadas de pan bimbo con mermelada, filadelfia, vaso de leche o café.
Nos dijeron que en el pacifico teníamos que ir con cuidado con la rapala (pescado de plástico con anzuelo que va colocado al final del curry), ya que los animales son muy grandes y pueden arrancarla del hilo. Pues dato sorprendente, no hemos pescado nada a parte del wahoo del primer día de travesía.
Tampoco hemos visto ballenas.
Por suerte delfines si, una tarde se acercaron un grupo reducido de ellos y estuvieron jugando en la proa. Roser como no, súper contenta con el avistamiento, pues casi los podíamos tocar. Es curioso porque cuando van nadando debajo, se giran 90 grados, como si quisieran ver quien está ahí arriba.
Otra noche, sin luna, Iñaki estaba de guardia cuando aviso que se oían chapoteos. Nos asomamos por proa y alucinamos con lo que vimos. Pues al ser oscuro se podían ver perfectamente los delfines dentro del agua, y debido al plancton luminoso parecía algo mágico. Era como si el Sikkim disparara torpedos y estos eran los delfines. Al cabo de un rato se fueron.
También vieron algún calderón (es como un delfín más grande y con la cabeza estilo cachalote), este día yo estaba haciendo una siesta y no llegue a tiempo.
Durante una guardia Iñaki también vio una tortuga, según dice era muy grande.
Miércoles 3 de abril, estaba prevista la cruzada del ecuador a eso de las 6:30h a.m, yo me encontraba de guardia y habíamos quedado en que media hora antes del cruce despertaría a todos y nos disfrazaríamos con algo que preparamos durante la guardia. Era algo sencillo, pero debido al estrés producido por los días de navegación, no miré la latitud y nos pasamos de largo. No pasa nada, dimos media vuelta y pasamos de nuevo de sur a norte, y otra vez de norte a sur. Con lo cual, pasamos tres veces el ecuador…
Al final salió bien, nos disfrazamos, brindamos con cava e hicimos un desayuno copioso a base de fajitas con puré de patatas, frijoles y vino.

cruzando el ecuador a las 6:00 a.m
Por la tarde de este mismo día después de una película, salimos a cubierta y por fin estaban allí, LAS GALAPAGOS!!!!

Tierra a la vista!
Hola Enric,soy el Wahoo y me acuerdo de ti.
Bueno,señores ya veo que eso de dar la vuelta al mundo antes de los treinta es terriblemente agotador…playas paradisiacas,cocoteros,barbacoas cada dos por trés,buscadores de tesoros,fiestas de disfraces,ahora que si pasar el Ecuador , ahora que si lo vuelvo a pasar,delfines por aquí,ballenas por allá..ufff , un estrés..
Que envidia Enric! Me ha encantado tu cronica. Besos